lunes, 29 de febrero de 2016

Complemento salarial de Podemos: el invento del TBO

Podemos, cuya cúpula renunció a incluir en su programa la Renta Básica Universal reclamada por sus bases, incluye ahora en su propuesta de gobierno un Complemento Salarial. Su aplicación, aparte de favorecer el trabajo precario, precisaría contar con un tremendo aparato burocrático de control.

Para los no iniciados en los arcanos podemitas resulta un enigma saber por qué esta formación política retiró su propuesta inicial de Renta Básica Universal (RBU) del programa con el que pretendían asaltar los cielos del Estado y sus resortes de poder. Hay quien opina que la decisión obedece a que la cúpula de Podemos, en contra de lo defendido por sus círculos de base, no comprendió bien los fundamentos de la misma. Y no faltan quienes, con cierta retranca, piensan que la retirada fue debida, precisamente, a que Iglesias y sus colegas sí entendieron muy bien ese carácter mínimamente liberador de la RBU. Y como todo político con ambición de control no podían compartir la idea de que 'la gente' pudiera disponer de unas mínimas parcelas de libertad real no intervenidas por la Administración. 

En el programa de Podemos, aparte de ofrecer una "renta garantizada" con carácter absolutamente condicional, se incluye un Complemento Salarial en los siguientes términos: 

Un programa de renta complementaria: establecimiento de un complemento para trabajadores y trabajadoras con baja remuneración, que elimine la discriminación que supone la «trampa de la pobreza» al tiempo que garantiza el acceso de los trabajadores de bajos ingresos a niveles suficientes de bienestar. Para aquellos beneficiarios de la Renta Garantizada que trabajen o encuentren empleo supondría de hecho una retirada gradual (y no súbita) de la prestación conforme vayan aumentando sus ingresos salariales. Supondrá garantizar unos ingresos mínimos de 900 euros mensuales para estos trabajadores y trabajadoras, que también se incrementarán con el número de miembros de la unidad de convivencia. Este complemento solo será efectivo a partir de unos ingresos reconocidos del trabajo por encima de 250 euros, para evitar posibles situaciones de fraude.

De entrada, el invento tiene poco que envidiar a los diseños que el célebre profesor Franz de Copenhague publicaba en la afamada revista científica TBO. 



En este sentido, si los empleos tuviesen una prolongada duración en el tiempo, el sistema podría funcionar medianamente, aunque empleando mucha burocracia encargada del manejo de expedientes. Pero, desde el momento en que la tónica actual y previsible es de gran intermitencia en la contratación (por meses, días, incluso horas), donde realmente se crearía empleo sería entre las filas de la legión funcionarial que haría falta para comprobar y pagar este complemento. Pues, en la mayoría de los casos, cada trabajador precario debería pasar varias veces por la Oficina del Complemento dentro de un mismo año, incluso dentro del mismo mes. 

Claro que esto podría solucionarse hoy con potentes medios informáticos. La misma tecnología de la 4ª Revolución Industrial que expulsa trabajadores de las oficinas permitiría liberar a los beneficiarios de la prestación de la obligada comparecencia ante la ventanilla de la Oficina del Complemento. Pero ahí, amigo Sancho, con la iglesia hemos topado. ¿Qué político con mando en plaza renunciaría a ejercer su poder a través del control de las personas? Reparen en el último condicionante del sistema: "Este complemento solo será efectivo a partir de unos ingresos reconocidos del trabajo por encima de 250 euros, para evitar posibles situaciones de fraude". Siempre, la eterna sospecha de fraude por parte del beneficiario de la prestación.

Al margen de su complejidad burocrática, el complemento supone un subsidio encubierto al empresario. Pues se atiene al mismo criterio que el Complemento Salarial Anual Garantizado, propuesto por el partido Ciudadanos, que perpetuaría la situación de dominio de los empleadores sobre los trabajadores precarios. Con cargo al dinero de todos como en su día ya fue comentado en este blog. 

Salta a la vista la ventaja de una Renta Básica Universal sobre este complemento. Con la RBU, cada persona puede decidir en cada momento lo que más le convenga: trabajar para aumentar sus ingresos, o no hacerlo. Si desea aumentar su capacidad de consumo será libre de aceptar un salario bajo a modo de complemento voluntario de ingresos. Es decir, con la RBU obtiene un margen de libertad y dignidad. Mientras que el complemento podemita/riverista le obliga a someterse al trabajo por cuenta ajena en condiciones de absoluta precariedad. No otra cosa se desprende de la cláusula que fija la obtención de un mínimo de 250 €.

Por lo que respecta a las pensiones mínimas, el documento adolece de bisoñez en esta materia cuando dice literalmente:

el Gobierno del Cambio propondrá modificaciones en la legislación y adoptará las decisiones necesarias para: [...]  d. Aumentar el importe de las pensiones no contributivas para que a lo largo de dos legislaturas sean iguales al Salario Mínimo Interprofesional. 


Olvidándose de que actualmente hay pensiones contributivas inferiores al SMI. De materializarse la propuesta podemita nos encontraríamos con la paradójica situación de que quien no hubiera cotizado recibiría una pensión no contributiva de cuantía superior a la de quien, habiendo cotizado, tuviera una pensión contributiva inferior al SMI.


Los programas ‘para la gente' hay que hacerlos teniendo en cuenta los problemas reales de la gente. Al departamento programático de Podemos le vendría bien contar con la experiencia de pensionistas o sindicalistas.  



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