sábado, 18 de septiembre de 2010

La huelga general

La huelga es el espacio de tiempo en que alguien está sin trabajar. Generalmente se entiende como la suspensión colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores, destinada a presionar para obtener alguna condición o expresar una protesta. Huelga general es la que se plantea simultáneamente en todas las ramas de la producción, bien a escala local o nacional. En este último caso, con un carácter político que supera la mera reivindicación laboral.


La huelga general más famosa de la historia tuvo lugar en Rusia, en 1917, a partir de las acciones dirigidas por los bolcheviques. Tenía un carácter revolucionario destinado a provocar la caída del régimen zarista. Otra huelga sonada fue la de mayo de 1968 en Francia. Convocada conjuntamente por trabajadores y estudiantes como protesta por la política económica y social del gobierno, intentaba derrocar al presidente Charles de Gaulle. Aunque no logró susobjetivos políticos inmediatos obtuvo ciertas compensaciones económicas y, sobre todo, una gran repercusión mundial.

❐ En España, el primer conflicto más significado desde que se instauró la democracia tuvo lugar el 14 de diciembre de 1988, cuando los sindicatos Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras convocaron una huelga general para protestar contra la política económica y social del gobierno de Felipe González. El detonante fue un plan de empleo juvenil que abría las puertas a la precarización de los contratos. La huelga fue seguida masivamente y paralizó por completo la actividad del país.

El 20 de junio de 2002, tras un largo período de concesiones al Partido Popular, los sindicatos volvieron a convocar una huelga general de 24 horas contra el drástico proyecto gubernamental para recortar las prestaciones por desempleo hasta límites intolerables para la izquierda. El gobierno de J. M. Aznar reaccionó a la convocatoria dictando por sorpresa el Decretazo 5/2002 que puso en vigor la reforma por vía de urgencia. Este talante autoritario confirió a la huelga un carácter marcadamente, político. El gobierno intentó contrarrestar la convocatoria con patéticas llamadas al interés de España, intimidaciones policiales y esperpénticas maniobras desinformativas: su portavoz llegó a certificar, a las ocho de la mañana, el fracaso de la huelga antes del comienzo del horario laboral. La huelga fue ampliamente secundada en las grandes empresas, polígonos industriales, construcción y en el transporte, y desigualmente seguida en las pequeñas empresas, el comercio y los servicios. En la tarde del 20-J, las grandes ciudades españolas fueron escenario de enormes manifestaciones de protesta. Al menos 2 millones de personas pidieron en las calles la retirada del decretazo. J. M. Aznar, que en un acto de arrogancia había planteado el conflicto como un partido de fútbol, advirtiendo que no se conformaría con el empate, perdió el encuentro por goleada. Los sindicatos demostraron mantener intacta su capacidad de resistencia.

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